jueves, 31 de mayo de 2007

Taking the Plunge

He estado bastante ocupada y sin nada de tiempo para escribir. (También recibí una orden de libros que pedí por Amazon, -Clan of the Cave Bear, A Wrinkle in Time, A Monstrous Regiment of Women, The Naked Eye- y he estado entretenida leyendo.) “Actually”, hoy tampoco tengo tiempo, apenas una hora antes de que tenga que prepararme para ir al trabajo, por lo que anticipo que esto será sólo el capítulo 1 de varios. Por otra parte. la realidad que es que llevo varios días armándome de valor para meterle el diente al tema (del sexo), y ayer, que pase el día entero (8 horas, es como ir a Europa, pero llegando San Juan) en la Línea de la Sultana, llendo y viniendo de Mayaguez para una vista, me consumí gran parte del “downtime” del viaje pensando en ésto (cómo meterle el diente) y otras cosas más. En fin, “the crux of the matter is this”: creo que soy, “a los ojos del mundo” (“whatever that is”), una personal equilibrada y relativamente saludable mentalmente, seria, profesional, discreta, que me cuido de excesos públicos y que me esmero en cultivar una imagen de circunspección a lo Graciela Alcántara y López de Montefrío (Luis Rafael Sánchez, La Guaracha del Macho Camacho). O sea, mi "public persona", es bastante "wholesome". (De hecho, realmente soy bastante "wholesome" por dentro también, no creo que una cosa esté reñida con la otra.)

“However”, internamente, y “largely in secret”, desde muy joven, desde niña “really”, un buen “chunck” de mi vida mental ha estado dominada por el sexo. Supongo que eso no es nada nuevo, y probablemente es cierto de la mayoría de las personas. Parte del propósito de este diario es desahogarme, airear y ventilar cuanta cosa tengo por dentro, buena, mala y regular, incluyendo por supuesto, mis fantasías sexuales e “issues” relacionados. Después de todo, medio mundo tiene blogs dedicados exclusivamente a su vida sexual, real o imaginada, algunos rayando en lo porno, y nadie se rasga las vestiduras por ello. No obstante, aunque puede parecer ridículo, victoriano, arcaíco y antifeminista, me da una espina de reparo, un escalofrío hablar del tema, y me aterra la idea de publicarlo, aun desde la relativa seguridad del anonimato. Se me llena la cabeza de “What if”s, qué hay si alguién adivina quién soy? (Mi jefe, diablos! Mi mamá – horror!). Pensar en las posibles consecuencias me da naúseas. Sabido es que uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice, y que no hay nada oculto bajo el sol; esa es una verdad como un templo de las grandes verdades como templos predicadas por mi mamá, que siempre ha sido detective amateur, y se ha preciado de descubrir tarde o temprano, cualquier información que sus hijos le hayan tratado de ocultar históricamente. Además, aparte del riesgo de ser identificada, aún ante algún posible lector ocasional, que no sepa ni le importe quién yo soy, me da reparo- no quiero que se lleve una imagen unidimensional y distorsionada de mí, que “twisted as I may be”, creo que no soy desde el punto de vista de la psicopatología, alguién que se pueda clasificar como un auténtico “sex maniac”.

Anyway, hechos todos los “disclaimers”, (que he tratado de hacer en apretada síntesis, pues realmente le he dedicado horas de pensamiento), determiné lo siguiente: lo voy a hacer pero tratando de ser lo más “mild” posible, o sea, tratando de mantenerme en la categoría R en vez de X o XXX. OK. No sé si sea posible. (Me siento como si me fuera a montar en una de esas montañas rusas horribles de los parques, y después de hacer una fila tremenda, cuando me toca montarme me arrepiento.)

Bueno, para empezar iba a explicar algo más sobre el seminario de la semana pasada. Siempre cuando voy a conferencias, y cuando era estudiante, en las clases, llega un punto en que de momento se me va la mente y empieza a divagar hacia temas sexuales. Me imagino a al conferenciante “esnú” y en situaciones eróticas, me imagino qué pasaría si le pongo la mano, como quién no quiere la cosa, en el paquete al señor que tengo sentado al lado, me regodeo pensando lo que haría si me atreviera invitar al baño un momentito a ese “piece of meat” que está sentado en la fila del frente. Se ha publicado extensamente sobre qué cantidad de tiempo dedican los hombres vs. las mujeres a pensar en sexo, y como regla general se ha concluído que los hombres piensan mucho más en sexo que las mujeres. A mí honestamente me cuesta creerlo, pues es completamente contrario a mi experiencia; o los sujetos de los estudios mienten o yo soy una anormal. O sea, si el “average man” piensa más tiempo en sexo que yo, pues el pobre no puede pensar en otra cosa. Anyway, se me acabó la hora. Esta tarde sigo si tengo tiempo.

2 comentarios:

Plasmando en el silencio dijo...

JAJAJAJAJ, pero no hablaste de sexo, más que R creo que llegaste a C.
Bueno pero me gustó tu blog, lo agragaré a mi lista.

Plasmando en el silencio dijo...

“Hoy amanecí con deseos dar cariñitos así que te pido que me visites para que escojas lo que prefieras.”